Ribeira
Sacra

La D.O. Ribeira Sacra

Comprende parroquias y lugares de 20 municipios situados a lo largo de las riberas del río Miño y del río Sil , en el sur de la provincia de Lugo y norte de Ourense

Subzonas Ribeira Sacra

 
 
Subzona de Amandi: Abarcando municipios de Sober y Monforte de Lemos.
Subzona de Chantada: Con los municipios de Portomarín, Taboada, Chantada, Carballedo y A Peroxa.
Subzona de Ribeiras do Sil: Abarcando municipios de A Teixeira, Parada de Sil, Castro Caldelas y Nogueira de Ramuín.
Subzona de Ribeiras do Miño: Son los municipios de Paradela, O Saviñao, Pantón, Sober y Monforte de Lemos.
Subzona de Quiroga y Bibei: Abarcando municipios de Monforte de Lemos, Pobra de Brollón, Quiroga, Ribas de Sil, Pobra de Trives, Manzaneda y San Xoán de Río.

Suelos:

Generalmente en la Ribeira los suelos son de origen con base de pizarra aunque todas las viñas no están en la misma zona, se podría decir generalizando, que en su mayor parte están en espaldera, sobre base de pizarra y de elevada acidez. En la ribeira del Sil son de origen granítico.


La D.O. Ribeira Sacra, es una zona de producción vinícola con una extensión de 2500 hectáreas de viñedos, lo que supone un 5,2 % del suelo dedicado a la vid en Galicia. La D.O. Ribeira Sacra comprende parroquias y lugares de 20 municipios situados a lo largo de las riberas del río Miño y del río Sil , en el sur de la provincia de Lugo y norte de Ourense.

TRADICIÓN


Existe constancia de la existencia de viníferas antes de la llegada de los romanos, aunque a ellos se les atribuye el inicio de la actual estructura de A Ribeira Sacra y la extrema disposición de los bancales.

Se cree que los orígenes del vino en la Ribeira Sacra se remontan a la Época romana, tiempos en que los caldos especiados, eran supuestamente embarcados junto con pescado del río Miño y Sil hacia las mesas imperiales.

Se constata la presencia romana en los primeros siglos del cristianismo, con restos significativos. Se dice que los romanos plantaron las primeras vides de la Ribeira Sacra y que convivirían con las vides silvestres de las ribeiras del Sil. Crearon las primeras terrazas cubriéndolas de vides, utilizando el sudor y el esfuerzo de los esclavos. Este tipo de estructura o distribución en escalera fue la solución que los romanos vieron para salvar las inclinadas pendientes del terreno que pueden llegar al 85%
Aunque los romanos tendrían un papel importante en la Ribeira Sacra, los monjes siguieron con la tradición vitivinícola, hay que remontarse al siglo VI. En aquel entonces la zona Sacra se pobló de monjes que impulsaron el levantamiento de numerosas ermitas. Tras las ermitas llegó el momento de los monasterios y la implantación con fuerza de diversas órdenes. Éstas ocupaban los conventos y monasterios que aún hoy existen y contribuyeron en gran medida a consolidar el cultivo de la vid en la Ribeira Sacra.
Perfeccionaron procedimientos y dieron la forma definitiva a este espectacular paisaje en bancales que vemos en la actualidad. En la Edad Media, el vino fue uno de los principales impulsores económicos de A Ribeira Sacra y así se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX

Vilachá de Salvadur es conocido por sus vinos y sus bodegas que son de las más antiguas de la Península Ibérica. Los monjes del Monasterio de Montederramo (Ourense), almacenaban en Vilachá el vino procedente de los viñedos. Estas bodegas datan siglo XIII por lo que se intuye la importancia y tradición que la vitivinicultura tiene en la Ribeira Sacra.

HISTORIA DE LA RIBIERA SACRA

Existe constancia de la existencia de viníferas antes de la llegada de los romanos, pero a ellos se les atribuye el inicio de la actual estructura de A Ribeira Sacra: la extrema disposición de los bancales.

La leyenda asegura que los vinos de la D.O. Ribeira Sacra eran ya demandados por los césares romanos para consumir en Italia.
Es constatable la presencia romana en los primero siglos del cristianimos con restos significativos.
Se dice que los romanos plantaron las primeras vides que convivirían con las vides silvestres de la ribeiras del Sil.
Para crear estas primeras terrazas y cubrirlas de vides los romanos utilizaron el sudor y el esfuerzo de los esclavos. Este tipo de estructura o distribución en escalera fue la solución que los romanos vieron para salvar la pendiente del terreno.
Los romanos tuvieron su papel en la Ribeira Sacra pero también los monjes.
Hay que remontarse al siglo VI, en aquel entonces la zona Sacra se pobló de monjes que impulsaron el levantamiento de numerosas ermitas.
Tras las ermitas llego el momento de los monasterios y la implantación con fuerza de diversas órdenes. Éstas ocupaban los conventos y monasterios que aún hoy existen, contribuyeron en gran medida a consolidar el cultivo de la vid en la Ribeira Sacra.
Perfeccionaron procedimientos y dieron la forma definitiva a este espectacular paisaje en bancales que vemos en la actualidad.

En la Edad Media, por lo tanto, el vino fue uno de los principales impulsores económicos de A Ribeira Sacra y así se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX, como producto para el comercio y como producto para el autoconsumo en la gran mayoría de las casas de agricultores, ganadores y viticultores.

A mediados del XIX, A Ribeira Sacra no consigue escaparse de la filoxera que ataca a las vides de toda España, aunque aquí el impacto es menor. Con la llegada del siglo XX, el uso de porta injertos comienza a solucionar el problema de la filoxera y las zonas de producción de vid vuelven a dedicarse a la elaboración de vino.
En los primeros años para autoconsumo y años después ya se empezaría a comercializar lo que se denomina vino a granel. Así fue avanzando el s.XX hasta llegar a conseguir la D.O. para los vinos de Ribeira Sacra en 1996.

Hoy la producción de vino es un importante motor de desarrollo económico de la Ribeira Sacra y una poderosa señal de identidad.

El vino con D.O. Ribeira Sacra es artesanía en la copa: a los mejores cuidados en bodega le antecede el trabajo manual en la viña. Hablamos de viticultura de montaña, de viticultura heroica, de un desnivel de terreno que puede llegar al 100% y que convierte a los bancales de las laderas de los ríos Miño y Sil en un paisaje espectacular de viñedos, en un territorio único para el cultivo de la vid, pero también un espacio difícil de trabajar que no acepta mecanización.

La mayor parte del trabajo es manual: hombres y mujeres hacen equilibrios entre los estrechos bancales de piedra para darles atención a las cepas. En vendimia, los racimos se cortan manualmente y la cajas de uva se cargan a las espaldas para llevarlas hasta los caminos, desde allí se trasladan en vehículos hasta las bodegas. Incluso hay viñas que sólo tienen acceso desde ríos y, por lo tanto, el modo de transporte hasta las bodegas es la barca. La viticultura y los vinos de la Ribeira Sacra se merecen más que nunca el calificativo de heroicos.